Edificio Caja Rural de Aragón
El Edificio Caja Rural de Aragón, anteriormente Centro Mercantil, Industrial y Agrícola data del Siglo XVI, cuando el que fuera secretario del Consejo Real de los reyes Juan II y Fernando el Católico, Juan de Coloma, mandó construir este palacio.
Con el paso de los años, la residencia fue adquirida por distintas familias de la nobleza, como el conde de Guimerá, el duque de Híjar o el marqués de Nibbiano. Precisamente, los herederos de este último alquilarían, en 1875, el edificio al Casino Mercantil e Industrial, que pasaría a su propiedad en 1909. En 1912, a fin de adaptar la estructura del edificio a las actividades del Casino, se llevó a cabo una gran transformación en la que desaparecería la estructura y forma externa del palacio del siglo XVI, quedando únicamente los bellos artesonados que cubrían los salones principales y de los que aún se conservan cuatro repartidos por el edificio.
Entre 1912 y 1914 se llevó a cabo la gran transformación que dotaría al edificio de su fantástica fachada modernista, obra del arquitecto Francisco de Albiñana. A partir de 1918 se procede a otra remodelación y decoración interior, acometida bajo la dirección del arquitecto Íñíguez, y de donde proceden el actual vestíbulo y algunos salones, la construcción de algunos espacios y la fachada posterior del edificio. Ya en el año 2000 la intervención dirigida por el arquitecto José María Valero, adecuaría el edificio a las necesidades de Caja Rural de Aragón, que lo convirtió en su sede corporativa.
En la actualidad, podemos destacar del edificio el Salón Rojo o Sala del Consejo, que responde a la estancia principal del palacio del siglo XVI, cubierto por uno de los artesonados originales de la Casa Coloma. La decoración pictórica estuvo a cargo de Díaz Domínguez y recuerda hechos históricos y referentes de Zaragoza como la Torrenueva, o la llegada del agua del canal a la ciudad.
La Sala Basilio Paraíso, situada junto al Salón Rojo en la primera planta. Como curiosidad, durante la última restauración, se descubrió debajo de capas y capas de papel pintado varios lienzos que habían sido realizados en 1920 por Julio García Condoy.
También en la misma planta, podemos disfrutar del Salón de Actos y Fiestas, que muestra una decoración a caballo entre el Art Decó y el racionalismo imperante en la época de su remodelación, obra del arquitecto Íñiguez en 1934. La sala presenta decoración escultórica con alegorías a la música, la danza, la pintura, la escultura y la arquitectura.
En la tercera planta se pueden contemplar los denominados Salón de Columnas y Salón Pompeyano, con decoración perteneciente a José Bueno y a Ángel Díaz Domínguez. En ambos espacios cabe destacar también sus vidrieras.
El Edificio está considerado hoy en día la joya modernista de Zaragoza.